Fui a ver a
mi querido amigo cantar…
No debería
haber sido sorpresa, el me habló de ti,
Realmente no
esperaba, experimentar lo que sentí,
Descubrí esa
noche que flamenco es como una droga,
A través de
tus manos la canción se hiso vida,
Tu guitarra
me llevó por las callejuelas de Granada,
Fui gitana, mora,
andaluza, el alma conmovida…
Vagó guiada
por tu arte, por tu magia enamorada,
Más que
nunca… de esa cuidad encantada,
La briza
llegó susurrando desde Sierra Nevada,
Me llevó
prendada de los arpegios de tu guitarra,
Hacia lo
profundo del Sacromonte gitano…
Recorrí sus
cuevas, sus rincones ignorados,
Bebí de sus
fuentes la frescura pura del agua,
Me alimenté
con el aroma de rosas y nardos,
Toca “Pisao”,
no dejes de hacerlo, toca,
Que mientras
lo haces… la sangre se vuelve loca,
El espíritu se
nutre, el alma se agobia…
Y los
suspiros escapan desde todas esas bocas,
Que sueñan detrás
de rejas, niñas de carita mora…
Toca “Pisao”,
no dejes de hacerlo, toca,
Que está
extranjera, dejó de serlo esa noche…
Le
embriagaste con tu arte, el alma tornaste loca…
Al escuchar
tu guitarra y la voz, de David Sorroche
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