Hace varios
días vi por mi ventanal lo que creí no era posible, el rosal casi sin hojas
parecía lucir un pimpollo, me acerque y le saque una foto, no es época, las
heladas son tremendas y el viento invernal no son aptos para semejante milagro…
Fue entonces
que llego a mi memoria las veces que pretendiste regalarme rosas y a pesar que
me tanto gustan me negué… porque son caras y siempre en casa había cosas más
importantes, porque no quería que llegaras a fin de mes corto de dinero, ni que
te faltara tu buen whisky ni nada de lo que te gustaba, siempre fuiste
prioridad, las rosas podían esperar…
Hoy no me
arrepiento, sé que fui demasiado generosa y quizás un poco idiota, pero soy
así, no pretendo cambiar.
En este
tiempo, cuando otra mujer te acompaña sin importarle si destrozó un hogar ni
otra cosa que no sea tu billetera y pasarse en el auto que compre con mi
esfuerzo… la casa se me hace grande y vacía, pero entiendo que es mejor
estar sola que vivir sobrellevando tu falsía, tus mentiras, tu cinismo, tus infidelidades…
cuanto tiempo callé, me hice la tonta por mantener la familia unida, por no
quitar tus máscaras y que vieran tu verdadero rostro los chicos que te
adoraban, pero tu decidiste mostrarte en toda tu miseria humana, ya no me pesan
los secretos que guardé por preservar tu ¨hombría¨
Miro con
ternura el rosal casi marchito que me regalo en medio del invierno esa rosa
herida, castigada pero viva... y comprendo cuanto más hermosa es esa
pequeña flor sin valor monetario que todas las bellas rosas que me hubieras
regalado y solo eran inútiles adornos para intentar disimular tanta basura.
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