29.8.14

La Mentira (cuento)





Todo comenzó gestarse casi en un tiempo paralelo, las maravillosas sincronías de la vida…
Viviana tomaba el té con su mejor amiga, en un agradable café, solían ir a ese lugar por ser de un ambiente acogedor y con una bonita vista al parque…
Sonia miró a su amiga y exclamó casi con fastidio.
 -Hasta cuando vas a vivir aislada del mundo, debes conocer a alguien, eres una gran mujer y posees un potencial de ternura, que  necesitas volcarlo en algún ser tan especial, como tu…
Viviana sonrió, casi con pena…
-Ay mi querida, las dos sabemos que no entro en el estereotipo que buscan hoy los hombres, soy demasiado tranquila, casera y para colmo, gorda!
-Tonterías, las relaciones serias se entablan con personas tranquilas y honestas como tú y en cuanto a lo de gorda, tampoco es tan así, tienes sobrepeso, pero creo que no haces nada para solucionarlo, por falta de un estimulo, ese que necesitas podrías justamente encontrarlo en un hombre, dijo Sonia, con una picara sonrisa y guiñándole un ojo.
-Suponiendo que tengas razón, que quieres que haga ¿Qué salga a poner carteles  en la ciudad, con un ¨Se Busca¨?
-Yo no tengo una vida social, el trabajo, donde todos están comprometidos o casados y de ahí a mi casa…
-¿No has pensado en las redes sociales?
-¿Qué? Tú estás loca, ahí puedes encontrarte cualquier cosa…
-Justamente, cualquier cosa…y tú tienes la inteligencia suficiente para detectar las buenas personas, siempre lo dices, que pareces tener un sexto sentido, para sin conocer la gente darte cuenta de que clase son…
Viviana pareció pensarlo profundamente por unos segundos…
-Ok, quizás tengas razón, total, no pierdo nada más que tiempo y eso es lo que me sobra.
Esa noche se sentó frente al ordenador y abrió una cuenta en Face, dudó un momento ¿foto?
No, mejor solo una flor, que la definiría como la soñadora que siempre fue, los demás datos los llenó correctamente, su fecha de nacimiento, gusto por la música, libros, y películas favoritas... Interés…poesía, siempre le fascinaron las personas capaces de expresar en un escritos, sus sentimientos…
Agregó personas que ya conocía, y por supuesto a Sonia, para comenzar teniendo algo, un par de videos de su cantante predilecto, pensó, no encontraré a nadie, pero tal vez si mas amigos, para compartir un rato de sus tan largas noches de insomnio.
En otra parte de la ciudad Marcos escribía en el ordenador, nunca lo usó para otra cosa que no fuera plasmar su soledad y sentimientos en forma de prosa o de poesía…
Pasaron los días  y Viviana se fue adaptando a su nueva forma de darle otro sentido a sus noches, por lo general tenía charlas con personas, de tonterías, pero bueno, pasaban más rápido las horas y pensaba menos.
Una de esas noches, en ese espacio, donde te proponen amistad con personas que quizás conozcas, apareció el nombre de Marcos.
¿qué fue lo que la impulsó a asomarse a su perfil?
Los hilos invisibles del destino.
Su corazón aceleró los latidos apenas leyó las primeras frases, se sintió tocada por un ángel y le envió una solicitud de amistad, casi al momento fue aceptada se pregunto a sí misma,
¿Por qué? y en otro lugar, Marcos se repetía la misma pregunta.
Creyó su deber explicarle algunas cosas de sí misma, ocultó eso de gorda, una palabra que le dolía hasta escribirla…
Las cosas se fueron dando, sin que ninguno de los dos quisiera provocarlas…poco a poco, dialogo a dialogo se fueron enamorando.
El día en que ella mencionó hablando de un artista lo que le gustaba el cabello largo, Marcos disimuló su vergüenza con una risita, contestando…
-Bueno, un punto a mi favor entonces, ella no debía enterarse que era calvo, no quería perderla, jamás encontró una mujer más cálida, más dulce,
Viviana como una niña festejaba lo sexy del cabello...
En fin, no podía verlo, así que seguiría haciéndola feliz, costaba tan poquito.
Cuando ella se atrevió a solicitarle una foto, él con todo desparpajo, colocó una de Andy, su mejor amigo, muy atractivo y de cabello largo.
Viviana se sintió morir, estaba completamente enamorada de aquel hombre, con el que compartía largas horas de su existencia hasta ahora tan monótona, amaba sus palabras, su poesía, percibía,  aun a través del ordenador, el increíblemente subyugador espíritu del poeta…
Seguro que la despreciaría si supiera de su poco agraciada figura.
Marcos quiso saber cómo era ella, pero en su delicada alma de poeta no le interesaba su belleza física, la interior, esa, ya la conocía, así que no le pidió una foto, solo una descripción de la mujer que le había quitado el sueño y le había devuelto las ganas de vivir…
Lo perdería para siempre, como podría ya respirar sin él, no, no, no, imposible decirle su verdad, lo necesitaba desesperadamente, entonces, dijo, ser alta y esbelta , de cabello largo rubio y ojos canela, se aseguró una mujer común, ni fea ni linda, para no exagerar su mentira.
Pasaron casi sin percibirlos los meses y la relación cada vez más profunda y mutuamente necesaria.
Luego de pensarlo largamente, Marcos decidió que aquella situación ya no podía seguir manteniéndose, ya el no tenerla le producía un dolor casi físico, era el momento de enfrentar la realidad…
Se lo dijo y ella, por interminables minutos guardó silencio, sentía lo mismo, pero como mostrarse a ese hombre tan guapo…se creía imposible de ser amada, al fin, ante la angustiosa espera de Marcos accedió a la cita, se encontrarían en un sitio especifico del parque, el mismo que veían frente al café con Sonia, ay su amiga, ella era la culpable de todo, ahora debería darle un consejo,¿ cómo fue que llegó a esto?
Aunque ya demasiado tarde, tenía que hacer lo correcto, iría a la cita, vería seguramente en los bellísimos ojos del poeta la desilusión, pero el momento de enfrentarse a sus miedos había llegado.
Marcos estaba en una situación tan similar, que le diría ella, su amada, cuando viera que ni era guapo y ni siquiera era el de la foto, hablaría francamente y tal vez ella entendiera que si mintió fue por miedo a perderla y que su amor si es verdadero…
Viviana se vistió como siempre, cuidadosa de su aspecto pero siendo ella misma, sin maquillaje ni tratar de disimular los kilos de sobrepeso, si él realmente era como ella creía…
Tantas veces le dijo que lo externo es solo un complemento y que la esencia de una persona es su único valor.
Por su parte Marcos, con el pecho cerrado por la angustia, pero como todo poeta con la esperanza a flor de piel fue hasta el parque, se respiraba tanta paz, contrario a su interior, en el que huracanes de miedos le atenazaban la garganta, ella debería llegar con un vestido rojo, la vería de lejos, ocupó uno de los bancos junto a los rosales.
Y en otro casi frente a él una gordita de jeans negros y blusa azul hiso lo mismo, la observó por unos segundos, se veía muy dulce y sus tiernos ojos café, parecían recorrer el parque como con  miedo..
Ay como demora en llegar, ni siquiera a lo lejos veía ninguna mujer que correspondiera con su descripción ¿le habría sucedido algo?
Viviana desde el otro único banco ocupado en el jardín de las rosas, lugar de la cita con su adorado poeta, notó la mirada del extraño…
¡qué bien parecido! No guapo, pero la hacía acordar a su actor favorito, tenía algo de Bruce Willys, le quedaba bien la cabeza rapada…
Pero por Dios, que pasaba que no llegaba su poeta del alma, se habría arrepentido, pero anoche se sentía tan ansioso, ya pasaron 20 minutos y nada, quizás el tráfico, si seguro que algo de eso, seguiría esperando…otra vez sentía la mirada del extraño…
Marcos ya no soportaba, la angustia lo estaba matando ¿Por qué no llega? A esa pobre chica parece estarle pasando lo mismo.
¿Quién sería el desalmado que dejaba plantada una mujer así? Pasó el tiempo, amargo y compartido como los dulces momentos en el ordenador…casi una hora, larga, interminable, se levantaron casi al unísono, como todo desde que se encontraron, con la misma tristeza  y sintiéndose igual de defraudados…
Cuando se cruzaron, se miraron a los ojos…casi, casi sucede el milagro...
Viviana bajó la mirada, demasiado dolida para que pudiera interesarle aquel hombre, su alma entera se la robó el poeta que la dejó esperando.
Quizás fuera mejor que ver en sus ojos el desencanto, cerraría su cuenta de Facebook.
Los hilos del destino se cortaron.
Marcos se dijo a si mismo que hubiera sido tan lindo que su amor fuera como esa gordita de los ojos mansos, pero no, seguro que lo vio de lejos, jamás se interesaría realmente por un poeta, triste y calvo.
Cuando encendía el coche para alejarse del parque juró que jamás usaría el ordenador más que para escribir sus desengaños y en su mente danzaban las estrofas de su próximo poema…
¡Jamás sobre la estéril tierra de una mentira, podrá florecer ningún milagro!



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