19.8.14

Tu Secreto








                                                         TU SECRETO
                                                          (Cuento)

El atardecer estaba precioso, caminábamos entre bromas y risas, siempre tu compañía me fue sumamente grata y me divertía observar como la mayoría de las chicas te miraba, tan alto, tan guapo... tu risa, un cascabel cuando te lo decía…
-Anda mujer, yo solo veo los tíos que me envidian jajjajaj…
-Que loco eres… ¿o abundan los miopes por aquí?
-Nada, yo no soy miope…jajjaj estás guapa, ¿te parece si nos sentamos en el parque?
Nos acomodamos en una banca y encendiste tu infaltable cigarrillo, hablamos de muchas cosas, contigo no es necesario buscar tema, siempre lo encontramos, me cuentas tus cosas, hasta las más íntimas.
Sabes que puedes confiar en mí, como yo en ti lo hago, no existen los secretos entre nosotros, por eso le nombré…  Tu rostro se puso tenso, cambiaste el tema.
-¿Nos regresamos a la casa a comer unas pizas? Tengo un excelente vino…
-Sabes que no tomo…
-Conmigo sí.
Reí interiormente, siempre  tu personalidad tan marcada, termino haciéndote caso aunque no quiera, rompes mis esquemas, pero me divierte, juegas a tratarme como si la pequeña fuera yo, pero eres tan protector, que es agradable para mí esa manera de ser tan tuya, aunque sé que a muchas personas les molesta.
Llegamos a la casa con las pizas y sin decir una palabra pusiste en el ordenador la música que sabes que me agrada y que también te gusta.
-¿Está bien así, estas cómoda?
-Si claro mi ángel, no te preocupes ¿te ayudo en la cocina?
-Noooo, si yo cocino de maravilla, jajjaja ya verás que bien me queda,
Realmente me sentía cómoda, tu casa tiene mucho de ti, me siento en paz, segura…
Regresaste con dos copas y la botella de vino, sería tu voluntad, como siempre…ya instalado en el sillón nuevamente, charlamos, escuchamos música, pero no tuve mejor idea que volver a nombrarle.
Me miraste con el ceño fruncido, las palabras fueron cortantes, frías, como tu semblante.
-Quieres no hablarme más de ¨ese crío¨
-Perdón conteste entre risas, ¿cómo crio?  ¡Si es mayor que tú!
-Mayor puede, cronológicamente…pero yo tengo 10 años más de calle, y es un crio inmaduro y estúpido, vale.
-No seas malo, porque dices eso, es muy buena persona y la culpa de su alejamiento la tuve solo yo, le lastimé…
-Pero que dices mujer, tú culpa…no, eso no es cierto, no te mientas ni dejes que te cargue con las culpas de su propia inseguridad, por eso digo que es un crío y estúpido encima, que si no valora una mujer como tú, es un reverendo idiota…
La conversación se tornó discusión, levantaste mucho la voz y cuando quise alegar, defendiéndole, entonces…en ese momento apareció frente a mí un perfecto desconocido, palabras soeces escaparon de tu boca, me insultaste con adjetivos que jamás creí escuchar y…bueno, no sé cómo pudo pasar, mi mano voló y se estrelló en tu cara…
Por un segundo, tan grande fue el desconcierto que pareció congelarse el tiempo, solo un segundo, saltaste hacia mí, con los ojos llameantes, fuera de ti, furioso, me sacudiste por los hombros mientras entre dientes casi sin gritar, pero con tanto coraje, dijiste….
-Nunca, nunca me vuelvas a levantar la mano porque te mato.
La verdad, me diste miedo, pero más allá de eso, la angustia por el rumbo que tomaron las cosas me cerraba la garganta…incapaz de murmurar una palabra, solo te veía a centímetros de mí, fiero, con los dientes apretados, las manos rígidas en  mis hombros.
Hubiera querido pedirte perdón, esa simple palabra vencería toda la violencia, pero no pude pronunciarla, ni siquiera gritarte que me estabas lastimando…solo las lágrimas incontrolables hablaron por mi…
Cambió de tono el fuego de tus ojos, tus manos dejaron de ser garras y se tornaron cómplices del abrazo, tembloroso.
-Perdón, perdón, perdón…por Dios no llores…es que tu mujer, no entiendes nada.
Tus labios resbalaron  por mis mejillas bebiendo mis lágrimas…de pronto, se apoderaron de mi boca, quise oponer resistencia, pero siempre  me pudiste, tenías tanto que darme y yo necesitaba tan poco…
Con la misma intensidad de tu enojo…tus insultos trocaste en jadeos, suspiros, mordiscos, besos y tus manos dos palomas que buscaban afanosas hacer nidos en mi cuerpo…poco a poco nuestra ropa no quiso interponerse entre pieles y fue deslizándose al piso el fuego que ardía en tus ojos  te quemó por entero, ardió tu piel, tu boca, tu lengua…recorrieron sin conocerlos, los caminos de mi cuerpo.
Y fui la mujer que no era hace tiempo, despertaste instintos dormidos, olvidé mis miedos y me entregué por completo a la loca pación de tus besos…fuimos todo y fuimos nada, perdidos en el deseo, hicimos trizas la palabra amistad en el mismo momento que penetraste en mi cuerpo y que dejamos de ser uno en el frenético vaivén del amor hecho, estalló en mi vientre la lava hirviente de tu volcán y el mío…
Caímos desde el mismo infierno al paraíso, íntegros, renovados, sin sombras, leales a nosotros mismos, como antes, cuando éramos amigos… perdimos mucho y ganamos vivirnos por completo…
La mañana siguiente, me desperté con la cabeza reclinada sobre tu pecho, ese donde otrora encontré comprensión y consuelo, sin remordimientos, sin culpas…
Despacito para no despertarte fui separándome del dulce abrigo de tu abrazo, te miré en silencio, conteniendo la respiración, aún con la ternura de tus caricias estremeciéndome el cuerpo…
Por tanto tiempo fuiste mi amigo, que no entendí las señales que me enviaste cada vez que hablé de el hombre que me robó el alma sin merecerlo…observé tu rostro relajado, el perfil, la tupida negrura de tus pestañas, cubriendo  el fuego de tus ojos imposibles, me costó entender, eres tan bello y yo afortunada de ser el receptáculo donde quieres dejar la sabia ardiente de tu cuerpo…
Pero, tengo miedo, mucho miedo, te quiero con el alma, pero… ¿podré olvidarle o seguiré esclava de este maldito sentimiento que me supera por completo?
Aun entre dormido murmuraste…
-No te levantes, quédate en mis brazos, tengo miedo que solo sea un sueño… gracias por pegarme, de no ser así, jamás sabrías mi secreto…


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por pasarte a comentar